Gumersindo no sabe en que día vive, a pesar de lo claro que viene en el calendario que le regaló doña Paquita la pescadera, la pasada Navidad. Ha perdido el norte, por mucho que la brújula que le ha prestado su sobrina se lo señale sin cesar. Su reloj de bolsillo marca perfectamente las horas, pero eso a Gumersindo ya le da igual.
Anda desquiciado y de mal humor. No se explica donde diablos habrá ido a parar el atlas de geografía que guardaba desde el colegio. Él, que no tira nada, porque nunca se sabe cuando lo puedes necesitar, se pregunta "¿que ha podido pasar? Estoy seguro que, entre sus páginas, guardé el mapa"
Gumersindo va salir con los compañeros de colegio y quiere llevar el mapamundi de cuando iba al último curso. Marita dibujó en el reverso un corazón atravesado con una flecha, escribió Gumersindo a un lado y Marita al otro. Él lo guardó como oro en paño, y esta noche, taitantos años después, quiere aprovechar la ocasión que se le presenta para devolvérselo a Marita en un intento de comenzar lo que pudo ser y no fué.
Más relatos en casa de Mónica
ahhh entrañable reencuentro para este Gumersindo que tan bellos recuerdos mantiene de esa época de colegio! me encantó leerte, Mar. Muchas gracias por sumarte! besos
ResponderEliminarQue historias tan tierna, quien sabe si gumersindo reconquista a su Marita. En el amor todo puede ocurrir! Un besazo Mar
ResponderEliminarMuy bueno, aunque por lo que cuenta el relato seguro que el mapa amoroso nunca lo encontró ja. Saludos!
ResponderEliminarMuy bueno. Ese mapa que se olvidó entre las páginas de un libros, quién sabe si les habría llevado por otros derroteros de vida (y amor).
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un abrazo
Tierno y bello relato. Me temo que en ese mapa se perdió el punto exacto del amor, desde el momento que se dejó pasar la primera etapa.
ResponderEliminarBesos.
QUE RELATOMAS BONITO. QUE POCO NECESITAS PARA MONTAR UNA PRECIOSA HSTORIA DE AMOR o medioamor, hasta que ella lo confirme, previo hallazgo del mapa.
ResponderEliminarbesosss Mar
Al final, la cómplice brújula del destino los volverá a reunir, y es posible que para trazarse un nuevo mapa en el que caminar(se) juntos…
ResponderEliminarMuy bonita historia, Mar.
Un abrazo, y feliz día 💙
Ya me lo imagino a tu Gumersindo con su pelo repeinado hacia atrás con una mano de brillantina y su reloj de cadena en el bolsillo, mapa en mano, yendo a encontrarse con su antiguo amor que no pudo ser , pero que esta vez sí lo será. Ambos están más maduros, supongo. Que bueno que lo trajiste de nuevo por aquí, lo estaba extrañando.
ResponderEliminarBesotes, Mar
Los amores de colegio nos quedan tatuados en el corazón para siempre. Ojalá la Brújula vuelva a reunirlos !
ResponderEliminarBesos
Es un relato muy tierno, y me lo imagino a el, mirando todo tratando de ver del detalle, para encontrarse y como todo caballero entregarle lo que tanto guardo como tesoro.
ResponderEliminarOjala le encuentre.
Abrazo :)
tal vez si ambos imaginan el mapa y el corazón de aquel momento ya lejano, se produzca el milagro de un reencuentro amoroso.
ResponderEliminarBonita y tierna historia, Mar.
Un abrazo.
¡Excelente cuento! Has usado todos los elementos y con mucha soltura...
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa y tierna historia de amor, ainsssss aquellos amores .
ResponderEliminarBesos.
Esperemos que lo consiga, conozco una historia real , en la que también había un papel con una declaración de amor de la época escolar, que salió bien, aunque la muerte de uno de ellos truncó la historia.
ResponderEliminarPues espero que ese Gumersindo despistado no se pierda por el camino, pero sobre todo que aparezca el mapa. Tierno y dulce. Besos.
ResponderEliminarAmores de niños, después de tantos años se necesita algo más de impulso.
ResponderEliminarHay que ser romántico pero no ñoño.
Un placer leerte
Beso
¡Qué bonito! Yo también perdí el atlas... y el corazón... no estoy seguro.
ResponderEliminarBss