En el garito que hay tres curvas antes de llegar al inframundo, apuraban la última jarra de ese oloroso brebaje dos conocidos de siempre.
- Y dígame siniestra dama ¿que hizo el gato, para que la curiosidad lo matara? -preguntó don Diablo a la Parca.
- No lo quieras saber, tenebroso caballero. Ocasión tuviste de averiguarlo y no te atreviste. ¿Acaso temiste correr la misma suerte que el minino? -respondió la muerte, burlona.
- ¿Quieres enterarte si lo averigüé o no...? Igual lo se y lo único que quiero es comprobar si mis pesquisas son correctas -dijo el diablo tuteándola a su vez- Sabiendo que tienes en tu haber registro con fechas y causas de muerte...
- Seguramente lo sean, pues todos sabemos que "más sabe don Diablo por viejo que por diablo"- sentenció la Parca con su desdentada sonrisa.
- Entonces lo tomaré por un sí -añadió don Diablo fastidiado ante el descaro que tuvo la Parca en llamarle viejo.
- ¿No me vas a decir que le pasó al gato? Nomás por corroborar que estás en lo cierto... -preguntó ella disimulando su curiosidad.
- Pues no, no te lo voy a decir... ¡Eso por llamarme viejo! -rezongó llevándose la jarra a los labios- Por cierto, ¿no se te escapa este bebedizo entre los huesos?
- Y tú, ¿de verdad matas moscas con el rabo cuando te aburres? -le espetó por toda respuesta, un tanto jocosa.
...
Y así, querido lector, una vez más me quedé con la curiosidad de saber qué o quién mató al gato.
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