Mar
Imagen tomada de Internet.
Se que esperas de mi que te diga una vez más "te perdono"; pero, hoy, te has equivocado. Se acabó. No te perdono porque me has lastimado. Mi corazón no merece tus desaires ni tus nulas atenciones. Has normalizado tanto lo que antes eran excepciones, que ya me da igual con quien andes o con quien pierdas la poca dignidad que te queda trasnochando por esos bares.
Son ya muchas las oportunidades que te he dado y sin embargo ninguna de ellas
has aprovechado. Así que ahora, vete, márchate de mi lado.
Mar
Imagen tomada de Internet
Cada mañana de camino al colegio se para en el escaparate de la zapatería que su tía Mónica tiene en la plaza. No lo puede evitar. Natalia pega su cara al cristal y fija sus ojos en los zapatos de charol rojo. Ahí están, tan bonitos y relucientes que parecen de caramelo. Que bien le quedarían con su vestido marinero de rayas blancas y azules y con un ancla roja bordada en el peto... Pero, aún falta tanto para el verano que para cuando llegue no quedará ningún par para ella. De mala gana se despega del escaparate y reanuda su marcha.
Mónica desde la trastienda observa a su sobrina, que tan embelesada como está escudriñando los zapatos, no se ha percatado de la presencia de su tía. Cuando se marcha, Mónica aparta un par para Natalia y el domingo en el almuerzo en casa de la abuela le pondrá la caja con los zapatos en la silla. Tendrá una grata sorpresa cuando acuda a la mesa para comer.