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Llegó a casa, soltó el maletín en el
armario de la entrada, se quitó al bufanda y la colgó con el
abrigo. Se sirvió un generoso güisqui con hielo, se aflojó la
impoluta corbata con desgana y cansado se tumbó en el sofá despues
de una agotadora jornada de trabajo.
Había sido un día especialmente duro.
Le tocó reestructurar la plantilla de personal que estaba a su
cargo, con arreglo a las directrices que el director general de la
empresa para la que trabajaba, le había dado. No era plato de gusto
para nadie, y tampoco para él, tener que despedir a compañeros
brillantes en su trabajo y con una más que notable valía como
personas.
Se sentía contrariado y enfadado
consigo mismo. Por más que había intentado no tocar el cupo de la
plantilla, defendiendo a sus compañeros hasta el último aliento,
no consiguió que el director general cediera lo más mínimo. Tenía
la esperanza de que cuando el tiempo pasara y se vieran los efectos
producidos por las carencias en personal cualificado, el director
daría un paso atrás y las cosas volverían a su sitio.
Pero mientras tanto, se sentía como un
vilano a merced del viento, sentía que no era más que una marioneta
en manos de un malévolo titiritero cegado por la codicia y el
dinero.
Más relatos en casa de Neo
Y con la posibilidad de que él sea el siguiente... ¿Y si se tiene que despedir a sí mismo?
ResponderEliminarbesos
Todos somos un poco marionetas en esta sociedad en que vivimos, pero sín duda tu protagonista no lo tenía fácil.
ResponderEliminarBesos.
Títeres y marionetas, en eso nos transformamos intentando sobrevivir, siguiendo el compás de la música que nos toca y obedeciendo los hilos de la mano que nos dirige. Es triste, pero es muy real.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por participar
a mi tampoco me gustaria estar en el sitio de mi jefa de personal, aunque a veces tambien dependemos de las opiniones buenas o malas de las propias compañeras y compañeros somos marionetas en manos de unos pocos me ha encantado tu relato mar un saludo
ResponderEliminarY enciman dejan el trabajo sucio a otros compañeros si... al menos deberían ser ellos mismos :P
ResponderEliminarBesos abisales
Has dado una vuelta de tuerca presentando el problema desde otro punto de vista, que casi nunca se contempla porque siempre lo oscurece el drama de la persona despedida.
ResponderEliminarEn estos tiempos, muchos de nosotros somos como marionetas manejados por los poderosos sin el más mínimo margen de maniobra, triste pero real.
ResponderEliminarUn abrazo
Magnífico alegato contra la falta de humanidad del capital.
ResponderEliminarSentirse marioneta es realmente trágico.
Felicidades por tratar el tema de ese modo, de manera tan natural y a la vez tan profunda.
Adelante.
Hay ocupaciones que conlleban servitudes, hay marionetas manipuladas siempre desde arriba, no están tampoco a salvo, les puede tocar otro día y encima, entre tanto purgar y tragar con lo hecho. No envídio a esa marioneta.
ResponderEliminarOportunísimo, verdadero, trágico, doloroso relato.
Besitos Mar, el pasado jueves no pude entrar en tu blog de ninguna manera para comentarte, me alegra mucho haberlo hecho este jueves.
Besito contento.
Darwin, más vigente que nunca. Dos caras de una misma moneda, aquellos que sufren cuando reducen plantillas (no les queda más narices) y aquellos que, aprovechando que Pisuerga pasa por Valladolid, rescatan un poco las ideas del antiguo esclavismo.
ResponderEliminarUn beso
Y la vida del que recibe las ganancias no cambia mientras a otros les toca la parte fea y mediar en estas situaciones que desgastan. Lo malo es que él también tiene fecha de caducidad en los tiempos que corren...
ResponderEliminarBesos!!
No le arriendo las ganancias al protagonista de tu relato. Son las servidumbres que conllevan determinados cargos con responsabilidades sobre grupos de personas. Los que están situados por encima en la pirámide, siempre presionarán sobre los que están en los peldaños inferiores, aunque como en el caso que narras, desearían fervientemente no hacerlo. El mundo empresarial es por definición un mundo deshumanizado y es una utopía el que algún día cambie.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
La marioneta que se viste cada día de la realidad donde tiene que sumergirse y estar a merced del poder de los que no tienen sangre.
ResponderEliminarPerfecto para estos tiempos.
Un abrazo.
Aquí stamos manejados todos. O casi.
ResponderEliminarBesos
UN RELATO VALIENTE, ACORDE A LA REALIDAD; EXISTE DEMASIADA CODICIA Y PODER QUE CIEGA A MUCHA GENTE MANIPULADORA.
ResponderEliminarBESITOS
Un tema valiente, y duro, y dificil, que deja a muchos que tienen el alma sincera y buena sin dormir muchas noches..
ResponderEliminarun abrazo y muy valiente al plantear este relato.. me ha gustado, directo y corto pero.... muy actual..
Realismo puro tu relato!! Lamentablemente...
ResponderEliminarNo me quiero ni poner a pensar en lo que se debe sentir al tener que despedir a alguien..
Un beso, que tengas un muy buen fin de semana
Terriblemente atrapado. Me temo que al protagonista le trastoque la salud. Verdaderamente Mar, has descubierto una situación que se estará repitiendo cada día.
ResponderEliminarBesos.
Lo más adecuado al momento.
ResponderEliminarEs tiempo de marionetas, el gobierno marioneta de los mercados y los bancos, nosotros de ellos, y suma y sigue.
ResponderEliminarBESICOS.
Como la vida misma, amiga.
ResponderEliminarBesos
No la limpieza de los mayores en la banca. Aquellos que sabían evaluar un crédito. Dejo a muchas entidades en manos de consejeros "políticos" y "siseñores maduste" jovenes inexpertos y obedientes.
ResponderEliminarCuando fueron a lamentar la materia gris dilapidada pre-jubilada.
Ya no había Caja de Ahorros que mantener.
Un sicario a sueldo de la patronal.
ResponderEliminarEso es lo que es.
Besos.
Me da que entre todos hemos tejido unas relaciones humanas basadas en la transacción y el beneficio. Cuando se esconde el corazón, sale la bestia...:(
ResponderEliminarB7s
Cuantas marionetas con alma están dando la cara por titiriteros que no la tienen.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Besos.
Siempre hay alguien por encima de nosotros que nos hace pasar por situaciones complicadas y ciertamente arriesgadas. Te cuento lo que sucedió el martes 13 de esta semana. Uno de los empresarios más conocidos de mi CCAA, Alfonso Gallardo, resultó herido en la cabeza y en la mano en un accidente en una de sus empresas al caerle encima una puerta sin bisagras, puesto que éstan habían sido quitadas por un grupo de empleados afectados por los despidos masivos que se están produciendo en su empresa. ¿De parte de quien me pongo? pues no lo tengo tan claro...
ResponderEliminarun abrazo amiga
vaya que historia más cierta y es que verdaderamente sucede y no es solo en estos tiempo, creo que al fin y al cabo en cierta forma y con los relatos que he leído todos somos unas marionetas de alguna u otra manera no?
ResponderEliminarEl "Marionetismo" está escalonado, unido con eslabones que van cediendo a los tiempos, las etapas, las prioridades.
ResponderEliminarEl texto es duro, pero precisamente por lo que trasmite es bueno.
Besos
Buen texto , me gustó la forma de encarar el tema tan actual. No le sobra ni le falta nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una visión vigente y dura. La otra cara de la moneda o de la marioneta.
ResponderEliminarUn texto comprometido y removedor, Ojalá pudiesen reaccionar los encargados de quienes tratan a los humanos, como meros "recursos"!
besos
Algun@s utilizan a marionetas como la de tu relato, para ensuciar las conciencias de estas, y seguir aparentando tener su alma limpia, asco de buitres, que alzan el vuelo, aprovechando las circunstancias de l@s que no pueden elegir, por ell@s mism@s.
ResponderEliminarBuen y actual relato el que nos regalas , querida Mar.
Besos
Ojalá esa CONCIENCIA que aqui nos muestras fuera más abundantes. No existirían tantos CHORIZOS y MANIPULADORES:
ResponderEliminarBuena reflexión. Besos
Aparte de la tristeza, se respira la sensación de que mañana le puede tocar a el también...
ResponderEliminarUn beso.
Es terrible sentirse una marioneta, y cuesta mucho poder cortar los hilos para dejar de serlo. A veces el miedo a lo que se puede perder paraliza y seguimos dejando que nos manejen.
ResponderEliminarUn abrazo.
A esta marioneta de carne y hueso quizas algun dia le toque ser un juguete roto en el cubo de la basura.
ResponderEliminarUn beso
Creo que no importa el lugar, el tiempo, ni la situación...siempre somos vilanos al viento... arrojados al azar de una corriente de aire.
ResponderEliminar¡Besos Mar!
Que triste debe ser tener que dejar sin trabajo a una persona.No me gustaría estar en ese lugar.
ResponderEliminarMuchos saludos y feliz semana.
desataco de la resolución de este tu jueves la interiorización, el camino hacia el adentro...quiero decir que has optado por el sentimiento de marioneta del protagonista...y ese sentimiento, ¡¡¡maldita sea!!! lo conozco. es decir, me llega...
ResponderEliminarmedio beso, mar.
Así es en muchos casos.
ResponderEliminarHay trabajos que no podría hacer.
Besos, Mar.
me ha dejado un acre sabor esa marioneta de tiempos modernos.
ResponderEliminarimpecable relato.
saludos!