Imagen tomada de Internet
Por noviembre, como cada año, ha vuelto la castañera. En la misma
plaza de siempre, con un soplillo de esparto aviva el fuego para que las
castañas, con el alegre chisporroteo que éste desprende, se vayan
haciendo... Y un delicioso olor a castañas asadas se va extendiendo más
allá de la plaza.
Los
niños se arremolinan alrededor del puesto impacientes por gastar las
monedas que, incesantemente, suenan en sus bolsillos. Con una sonrisa,
la castañera los va despachando; les entrega un cucurucho lleno de
castañas calentitas que cada uno coge con avidez para calentarse las
manos y luego, en cuanto se enfríen lo suficiente, todos en un corro,
entre risotadas y chanzas, se pondrán a comer.
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Me encanta ese olor en la calle de la castañera, cuando la veo siempre me trae recuerdos de pequeña y es mujer con su mandil y las manos negras. Un bonito y tierno relato. Un besazo Mar.
ResponderEliminarUna imagen idilica para un mes muyotoñal por tus tierras. Un abrazo Mar
ResponderEliminarEs tierno y dulce... Parece más bien sacado de tiempos pasados, donde los niños encontraban un deleite supremo estas pequeñas cosas...
ResponderEliminarMuy evocador
Besos y Feliz Noviembre :)
Me acuerdo, con nostalgia, del carro de la Sabina, parecido a una máquina de tren, donde se asaban las castañas, que nos vendían envueltas en cucuruchos de papel de estraza o hojas de ABC.
ResponderEliminarTambién asaban boniatos asados que en muchos casos eran el menú diario de muchos.
Besos.
Que ricas esas castañas asadas de nuestra infancia, ahora no me saben igual...quizá idealizamos los recuerdos, no lo se. Lo que si se es que me ha gustado volver a sentirlo.
ResponderEliminarAbrazos.
España, noviembre y castañas, para mi son uno.
ResponderEliminarBesos, Mar
Que bello lo haz dicho,
ResponderEliminarlas castañas me encantan,
y como tu lo dices, fue lindo
entrar a tu blog.
Besitos dulces
Siby
Bonita y tierna imagen. Casi me llegó el olor…
ResponderEliminarUn placer leerte, Mar.
Abrazos, y feliz finde 💙
Tierno post. La castañera, qué personaje entrañable
ResponderEliminarUn abrazo
me temo como han ducho más arriba, que es una imagen del pasado, cuando no un recuerdo. aunque volvieran los niños ya están a otras cosas.
ResponderEliminartierno y bonito
Besosss, Msr
El olor de las castaña es otro de esos que cautivan el corazón. Y es que creo que noviembre es el mes de los olores y los colores, y del recuerdo de cuando eramos niños y deseábamos ser mayores cometiendo el error más grande de nuestra vida. Volver a ser niño,reír y comer castañas a dos carrillos, ¡ quién pudiera!.
ResponderEliminarUn abrazo
Que linda edad, esa edad de los niños y niñas, que con sus moneditas corren a comprar y con antojo, porque desde tu escrito se desprende ese aroma que se huele tan rico!!!
ResponderEliminarMuy lindo Mar!!
un abrazo :)
Umm!! Me ha llegado el olor y esa sensación caliente en las manos. Una estampa entrañable de nuestra infancia. Besos.
ResponderEliminarMe has recordado cuando era niña y estábamos en la cola esperando el cucurucho de las castañas calentitas de la castañera vestida de negro, así la recuerdo. Qué rico olor me ha llegado.
ResponderEliminarBesos enormes.
Tengo la suerte de que, asomado a la ventana de mi vivienda, veo el humo que sale del puesto de castañas cada otoño. No es una castañera sino un chico joven con su pareja, no tiene el romanticismo del puesto antiguo, pero igualmente la afluencia es continua y el cucurucho sigue conteniendo las castañas que serán disfrutadas y no sólo por la chiquillería.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una imagen 100% otoñal, 100% de noviembre... Y que ricas esas castañas asadas, que bien ese calorcito para el estómago en esas tardes de frío...
ResponderEliminarUn saludo!
Imaginé la fragancia de las castañas y la alegría inconmensurable de los niños.
ResponderEliminarFue un momento memorable.
Saludos desde Indonesia.
no seria igual Noviembre sin las castañetas, bien por tu reivindicación otoñal
ResponderEliminarCreí que te había comentado, parece ser que no, o es que Blogger sigue haciéndome malas pasadas.
ResponderEliminarTe decía creo, que este año aún no he visto ninguna castañera por las calles, bien es verdad que hasta ahora hemos tenido tiempo de verano, imagino que la Covid también les pasará factura a ellas.
Casi las puedo oler, nos has traídos una bella imagen.
ResponderEliminarEn mi ciudad ya no hay puesto de castañas, siento tristeza.
Un placer leerte
Beso
Fabulous blog
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarde castañas todo un mundo, alai donde se abundan son un elemento culinario importante, es verdad que se las asocia a las castañetas y su producto, pero hay desde licor de castaña, pan de castaña, pasteles etc. Y qué me dices de las " pilongas " ?
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