- Y recordar niños, que quien come
en exceso, comete el pecado de la gula- decía la gobernanta del
orfanato.
Grunilda era una mujer de mediana edad,
solterona de por vida y con un carácter más amargo que alegre.
Llevaba más de veinte años trabajando y viviendo en el orfanato.
Cada noche vigilaba el comedor a la hora de la cena. Paseaba su
orondo cuerpo entre las mesas sintiendo el tintinear del mazo de
llaves que llevaba colgado al cuello con cada paso mientras miraba de
reojo que los escuálidos platos que la camarera servía, solo
contuviesen un único cacillo de sopa.
Una noche, cuando todos los niños
estaban ya en la cama, desde la cocina oyó una vocecita que al otro
lado de la puerta, la llamaba. Se revolvió inquieta en la silla e
intentó levantarse lo más rápidamente que pudo. Pero dada la
obesidad de la que hacía gala, para cuando consiguió levantarse,
dos niñas cogidas de la mano, se habían colado ya en la cocina.
- Señora... Grunilda... – titubeó
una de ellas, señalando a la otra- Sara... eh... no se encuentra
bien.
Las niñas se quedaron con la boca
abierta, por no decir hecha agua, cuando vieron el festín que
Grunilda se estaba dando en la cocina. Encima de la mesa había dos
platos con restos de tortilla y varias raspas de pescado, un culín
de vino en una copa y como postre la buena señora se estaba tomando
un buen cuenco de chocolate con bizcochos.
La mujer, sorprendida in fraganti y visiblemente contrariada, lo
único que se le ocurrió decirles es que su médico le había
elaborado dieta a medida para combatir la anemia que padecía.
Mas in frangantis en casa Gustavo
Es una alegoría hablando de los gobernantes.
ResponderEliminarte dejo mi cena...
ResponderEliminarmira, ceno con papá y con tío candi. tío candi, por desgracia anda algo como sin cabeza. bueno, el caso es que hoy le tocaba bocata, a mí, pues eso, sopa y filete de carne...papá, bah, papá como en un plis plas...y como siempre es el primero, lo que hace es llamar a su hermano tragón...jajaj, mi tío le dice que me compre un jamón para mí, que es un tiñoso, un agarrao, papá dice que comemos ambos dos por 14, tío candi le dice que si quiere jamón...ajjaja, papá dice que no que no le sienta bien, pero mientras tanto, se le van los ojos...a mí también, por si a tío candi se le ocurre decir que no quiere el flan de postre... ASÍ ME LO COMO YO... ah, tó candi trae su cena de su casa, se la prepara su hijo y cena con nostros....
medio beso....
p.d.
tío candi y yo estamos gorrrdooos. papá está como una i latina...
Muy bueno. Me ha recordado a "Matilda", la película. Y claro, tampoco se planteó dimitir.... :) El único que dimite es el Papa, a ver si cunde el ejemplo.
ResponderEliminarBss
Ah, vaya historia; que por cierto, me recuerda algo que estamos viviendo.
ResponderEliminarY como en lo otro, la Sra. Grunilda (le va el nombre) ni se inmuta.
Besos Mar, muy bueno.
jajajaja si es que el hambreee...
ResponderEliminarUn dulce in fraganti :)
Besos abisales
Como me recuerda esa frase de "haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga". El cuenco de chocolate con bizcochos ya era de pecado mortal.
ResponderEliminarBesos y besos.
Me hizo acordar al orfanato de El secreto, un capitulo de Cuentos de la cripta, donde un huerfano resulta ser un pequeño hombre lobo.
ResponderEliminarLa encargada era de ese estilo.
Hay que tener morro, jajajajaja...vamos, que se lo pisaba la individua. Eso, eso, que cunda el ejemplo, vaya tela con la sílfide...
ResponderEliminarMuy bueno, Mar, si señora!!!!
Un beso
Y hay que creérselo y aceptarlo, tal y como las gasta Grunilda... así nos va.
ResponderEliminarMuy bueno, Mar
Besos!!
Pues ya se podría haber conformado con unas sobras de lentejas. Por el hierro:):)
ResponderEliminarBuen relato.
Los glotones o avaros no quieren que nadie huela siquiera su comida.
Besos
Mala, bruja y mentirosa.
ResponderEliminarQue bueno haberla pescado in-fraganti y que quede expuesta.
jeje
Un abrazo :)
"Hagan lo que yo digo, más no lo que yo hago" y encima, una mentira por justificación! Qué poco confiables son algunas personas, más cuando andan por la vida intentando predicar disciplina y ejemplo.
ResponderEliminarMuy buen texto, elaborado en ese ambiente de orfanato que me ha traído a recuerdo alguna que otra película.
Besos, lindo jueves!
Gaby*
¡¡Jopé con la gobernanta!!...jaja.
ResponderEliminarB7s
Grrrr, será bicho seboso y odioso la gobernanta esa, échamela hermanica, échamela que a coletazos nos la vamos pasando cuales orcas jugando con las focas y la vamos llevando mar a dentro para que no pueda volver, grrrrr, tengo las escamas "revirás" del mosqueo, jejeje, miles de besosssssssssssssss
ResponderEliminarcuando empezamos a mentir la cadena es infinita.
ResponderEliminar¿dime lo que haces y te diré lo que yo no haré?
por cierto que tu tópico ha sido fielmente respetado, el mío se desvía en lo que produjo la frase in fraganti en mí.
un abrazo
Una historia con moraleja, descubrir lo que hacen los "gobernantes" a nuestras espaldas, puede dejarnos la boca abierta. Buen relato
ResponderEliminarMmmm! espera creo que me recuerda algo, algo cercano, degraciadamente muy cercano. !pobres niñas! ella venga a apretar el cinturón para que no se les caiga el pantalón y la Gunilda engordando...
ResponderEliminarMuy bueno Mar.
Un abrazo.
A lo mejor era la dieta que necesitaba para seguir manteniendo su orondo cuerpo... Un beso.
ResponderEliminarAnda que la excusa que les dió...
ResponderEliminarBesos, Mar.
Anemia... No, si es que cuando quieren, encuentran tapaderas para todo. Por lo menos no tiene la desfachatez de decir que se atiborra "por el bien del orfanato".
ResponderEliminarUn abrazo!
Buen escrito!!!
ResponderEliminarabrazo
jajajajaja....que mentirosa! :D jaja... me encantó.... que la culpa la tiene el médico :D besitos!
ResponderEliminarEran niñas pero no tontas. Desde luego la señora lo de la anemia, en ese momento no creo que la tuviera, en todo caso ansiedad por comer.
ResponderEliminarUn abrazo
desde luego se tuvo que morir toda entera, ¡qué horror! y la salida que has puesto en su boca es magistral.
ResponderEliminarMaldita Grunilda.
ResponderEliminarQue arda en el infierno.
En esos casos, la verdad de la hipocresía predicada es incontrastable. Me recuerda lo que sucede en ciertos círculos políticos...
ResponderEliminar=(
Por lo visto no predicaba con el ejemplo que las niñas vieron....
ResponderEliminarUn cálido abrazo
BUENA MANERA DE PESCARLA EH?.
ResponderEliminarBIEN HECHO POR EGOÍSTA. EXISTEN TANTAS PERSONAS MENTIROSAS.
BESITOS
ME ENCANTÓ EL RELATO.
Buena fábula aunque no aparezcan animales, bueno, la gobernanta un poco animal si que era.
ResponderEliminarUn beso
La verdad me dio y me da mucha rabia el relato, creo que quizás suele suceder, pero negar la comida y más a un niño nooooooooooo!!!!
ResponderEliminarLa verdad me dio y me da mucha rabia el relato, creo que quizás suele suceder, pero negar la comida y más a un niño nooooooooooo!!!!
ResponderEliminarEs divertida como anécdota pero en realidad tiene un lado bastante oscuro en cuanto al egoísmo de esa mujer. Me encanta que la hayan pillado así, y que haya tenido que pasar ese mal momento.
ResponderEliminarUn beso.
Predicando con el "no ejemplo". Vaya señora más asquerosa.
ResponderEliminarMuy bueno, Mar.
Nos tratan como a niños huérfanos...
ResponderEliminarmuy bien contado.
:)
un abrazo
Anda y que reviente la egoísta glotona.
ResponderEliminarY encima con escusas majaderas.
Igualito, igualito...
Un beso.
Haciendo una traslación, en nuestra sociedad proliferan las Grunildas que adelgazan a los ciudadanos a costo del propio engorde.
ResponderEliminarPreciosa historia.
Un abrazo.
Hay reportajes, al menos los que he visto en el país en el cual vivo, donde desenmascaran a la@s cociner@s y/o profesores/as quienes no le dan todas las porciones que le corresponden al alumnado. Se la engullen ellos mismos e incluso, le dan alimentos vencidos. Esto me indigna, es sumamente injusto.
ResponderEliminarUn relato ameno y fácil de leer. Vaya excusa buscó la tal Grunilda esta ¿no? jajaja. Por cierto, hemos coincidido en el tema... ;) Un beso.
ResponderEliminarPues ya se la ve oronda en la imagen que has puesto, seguro que las niñas eran piel y hueso...
ResponderEliminarMi tía y mi prima eran igual conmigo cuando vivía con ellas mientras estudiaba BBAA. Menudas tacañas comiendo a escondidas.
Un besito y feliz semana!
Me llevo un poco de chocolate con bizcochos. Yo también llevo una dieta especial, sobre todo a la hora de merienda....
ResponderEliminarHe disfrutado tu relato, con moraleja incluída. Otro pecado pescado in fraganti!!!!
Un fuerte abrazo.
Vergüenza no parecía tener, como muchos de los "gobernantes"
ResponderEliminarY es que claro... mientras unos se llenan la boca o los bolsillos, otros se mueren de hambre, o se matan.
Besos mediterráneos.