Hoy cumplen diez años de matrimonio, con más sombras que luces. Atrás han quedado días de recelos, suspicacias y ese sin vivir que tantos quebraderos de cabeza le han traído. Sí, así es porque ya no le importa.
Para celebrar el aniversario de bodas y lo que para sí ha bautizado como el primer día del resto de su vida, ha preparado unos caracoles* aderezados con hierbas aromáticas; pero dado lo especial de la ocasión, son "Escargot aux fines herbes".
Ha puesto la mesa con mantel blanco, servilletas rojas, copas para el vino, cubiertos para dos comensales, una cazuela de barro con los caracoles para él y en el sitio de ella, un plato con una carta:
"Hasta aquí nuestra vida en común. Se de tus infidelidades prácticamente desde el principio y son exactamente las mismas que el número de cuernos de los caracoles (perdón, escargot) que te vas a comer. Como no eres muy avezado en matemáticas te sugiero que cuentes los caracoles y con la calculadora del móvil los multipliques por dos. Eso te dará el número exacto cuernos que me has puesto, por si quieres faldar delante de esos que dices son tus amigos.
Hoy empiezo una nueva vida sin ti. Nuestra próxima cita, en el juzgado. Que te vaya bonito. Au revoir, mon chéri!
Hoy empiezo una nueva vida sin ti. Nuestra próxima cita, en el juzgado. Que te vaya bonito. Au revoir, mon chéri!
M.
P.D.: por si te lías contando, hay 27 caracoles."
Caracoles a las finas hierbas.
Ingredientes: 1kg de caracoles, una bolsita de especias y hierbas surtidas con guindilla, una cabeza de ajos y sal.
Ingredientes: 1kg de caracoles, una bolsita de especias y hierbas surtidas con guindilla, una cabeza de ajos y sal.
Preparación:
1. Limpiar los caracoles.
2. Escurrirlos y ponerlos en una olla a fuego muy lento tapados hasta que se
vea que están todos fuera. En ese momento se sube el fuego al máximo y
se espera que rompa el hervor, para que se haga espuma. A continuación
se vuelca en un escurridor y se vuelven a lavar.
3. Poner los caracoles en una olla con agua. Añadir la bolsita de especias, los dientes de ajo pelados y chafados y sal al gusto.
4. Se dejan cocer unos 5 minutos una vez que rompa el hervor y listo. Se deben comer calientes y picantes.
Más relatos en casa Ceci
Bravo Mar .,vamos que de lujo, elegante y original esa despedida al infiel ajjaja ..me ha encantaDo de verás amiga muy bueno ..plas plas plas te lo mereces hija ..Abrazos y mi enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Campi. Me alegraste el día con tu entusiasmo :)
EliminarBss.
A eso le llamo yo, despedirse a la francesa.
ResponderEliminarUn relato pleno de humor y con receta.
Besos.
jajajaja, Y tanto que se fué a la francesa!!
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¡jajajajajaja genial tu relato para una despedida del matrimonio por todo lo grande!
ResponderEliminarLos caracoles (que nunca he probado)es lo único que no como.
Su sola mención me produce asco. Peor que bien quedan aquí.
Me ha encantado tu humor.
Gracias Myriam. Yo tampoco soy de caracoles, pero como ves, tienen otros usos a parte del culinario ;)
EliminarBss.
Besos, Mar
ResponderEliminarEn esta ocasión la venganza no fue en plato frío, a menos que lo hiciera por puro placer.
ResponderEliminarEs una muy buena despedida
Besos
Más que venganza, fue un "ahí te quedas, adiós".
EliminarGracias, Ame.
Bss.
Me encantó mar! te aplaudo con ganas!! hilarante y pleno de sarcasmo, mira que sugerirle use la calculadora del movil por si se lia con las cuentas es el broche final digno de tal despedida! y la receta..la tomo, por si algún dia me atrevo
ResponderEliminarGracias por tu participación tan ocurrente, besos y buen finde
Gracias, Ceci. Confieso que me divertí bastante cuando se me ocurrió la idea.
EliminarBss.
Hay veces que la teatralidad de una declaración está mas que justificada, como en el caso de tu relato. Sobre los caracoles, te cuento que cuando era muy chica, me gustaban y los comia en algunas oxasiones especiales. De grande me empezo a dar «cosa» y no sé si hoy me animaria jeje. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mónica. Yo tampoco soy de caracoles. Solo he comido los que mi madre preparaba en casa ocasionalmente y desde entonces nada (por aquello de la "cosa" de consumirlos fuera)
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Una despedidaa espectácular, con toques dde humor, (que no falte), ingeniosa y por todo lo alto. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe gustan los caracoles en todas sus recetas Ummmmmm, qué ricos!
Un abrazo.
Gracias Mª Carmen. Hay que ponerle humor a la vida, porque es lo que nos vamos a llevar.
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Una ingeniosa manera de preparar los caracoles. No los como, por prejuicios, seguro, pero estos estarán de rechupete :-)
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Por aquí preparan los caracoles de la forma que describo y a los que son "caracoleros" les encantan. En las terrazas de los bares, en estas fechas, son la tapita estrella. Pero yo, como tú, no los como.
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!Vaya despedida! debo decirte que me pareció muy elegante, sorprendentemente muy bien elaborada. Te quedo regio, Mar, me encanto ese chin de humor.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias, y el humor nunca nos debe faltar!
EliminarBss.
Genial despedida. Y el esposo comerá el plato frío, si se tarda mucho.
ResponderEliminarBuen detalle el añadir la receta al final. Nunca me he animado a comer caracoles, es algo que debería probar alguna vez. Y me encanta el picante.
Muy buen relato.
Un abrazo desde Argentina.
Gracias y se bienvenida a la Bitácora de Mar.
EliminarEl esposo no creo que comiera muchos caracoles despues de leer la carta de despedida. Lo más seguro es que se le atragantaran :)
Bss.
Una cena con mensaje, no cabe duda. Muy buen relato, muy buen colofón a una relación y, si fuera para mí, cruel venganza porque los caracoles me dan asco para ingerirlos y pena por lo que se les hace a los pobres animalitos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y recuerda que no es aconsejable leer relatos en el trabajo, que yo también he sufrido tener que contener risas o emoción en alguna ocasión.
Doy fe sobre que no hay que leer relatos en el trabajo, porque en alguna ocasión me he visto un poco comprometida disimulando emociones :)
EliminarYo tampoco soy de caracoles, excepto de los que preparaba mi madre.
Bss.
Antes tendría que haberlo hecho.
ResponderEliminarGracias por tu visita y no te preocupes por el minino... no son más que palabras.
Besos.
Me encantan los caracoles, pero los del campo, con hierbabuena, y pan para mojar... una buena caracolá, vaya.
ResponderEliminarNo se me ocurrió presentarle los cuernos que lucía de tal escargótica manera (yo misma)... sonrío.
Me reservé una mesa en la Tour d'Argent, me calcé taconazos, me puse aquel vestido que no le gustaba por el escote y dilapidé en hora y media 1600 francos de la época en champagne, ostras, caviar, y un filet mignon truffé à sa santé!!! Y de postre un vol au vent caramelisé;)
Chin-chin!!
Me encantó el relato.
Besote, Mar.
Gracias Eva.
EliminarMenudo homenaje de diste!!! Que 1600 francos son una pasta considerable :D Bien hecho!!
Bss.