Imagen tomada de Internet
Me encuentro en la sala de reuniones trabajando con mi ordenador portátil. A los pocos minutos entran Pili y Celia tan dicharacheras como siempre.
- ¡Hola, Mar! ¿Qué tal?- dice Pili.
- ¿Qué haces? -pregunta Celia.
- ¡Hola chicas! Aquí ando, redactando un informe –respondo y sigo con mi tarea.
Pili y Celia se sientan en la misma mesa en la que estoy y siguen con la conversación que traían.
- Celia, lo que te comentaba del sábado por la noche... -dice Pili.
- ¡Ah, eso! El cumpleaños de Clara. Dime ¿que tal estuvo? -recordó de pronto Celia.
- Bien, lo pasamos genial. Salvo Juanmi, que se le agrió un poco la velada.
- ¿Y eso? -pregunto Celia.
- Verás: ya sabes que Clara le dijo a Juanmi que, si le apetecía, podía ir acompañado de su amiga Anastasia al cumple.
- Sí –asitió Celia
- Así que Juanmi la invitó. Pero Anastasia apareció con un maromo una hora después en el bar de tapas donde Clara celebraba el cumpleaños. Nos lo presentó y enseguida se pusieron a hacer morritos -siguió Clara.
- ¿Si? Pero... ¿ya no salen Juanmi y Anastasia? -interrrumpió Celia.
- Tenías que ver la cara a cuadros de Juanmi, ¡jajajaja! Resulta que Anastasia no le hace ascos a ningún tío que se le ponga a tiro y el último maromo que se pasa por la piedra se lo lleva colgado del brazo para exhibirlo como trofeo ¡jajajaja! Lo que tuvo con Juanmi fue un devaneo mientras encontraba otra cosa. Fue otro más.
- Eso le pasa a Juanmi por ir con tías así. Si a él le resultó fácil llevársela a la cama ¿por qué no iba a pasar lo mismo con otro? -observó Celia.
- Pues sí. Pero como Juanmi no se come una rosca, ahí está disponible para cuando Anastasia quiera. Es como cuando quieres ser titular de una plaza en la administración pública y te tienes que conformar con hacer sustituciones de tarde en tarde ... ¡jajajaja!
- ¡Jajajajaja! Que ocurrencias tienes, Pili.
Obviamente me he enterado de toda la conversación, sin necesidad de aguzar el oído. Pili y Celia no se han privado de charlar delante de mí porque suponen que yo no se quien son Clara, Juanmi y Anastasia. Pero se equivocan. Si bien no conozco a Clara, si conozco a Juanmi y a Anastasia por circunstancias que no vienen ahora al caso. Bien podía ir yo ahora con el chisme a donde más pudiera fastidiar a unos y a otros y contarlo. ¿Que podría decir de cada uno? De Juanmi, que es un cornudo; de Anastasia, que es infiel a las primeras de cambio; de Pili, que es una cotilla aireando los trapos sucios de cualquiera que se le tercie. Pero como dicen por ahí “los cotilleos se terminan cuando llegan a los oídos inteligentes”.
Me gusto tu última frase es cierto que todos somo cotillas unos más otros menos , pero los cotilleos suelen traer más problemas que otras cosas , en fin la mejor decisión en este caso es oír , ver y callas y allá él con sus divagaciones ..
ResponderEliminarUn abrazo y muy feliz noche.
Llevas razón en la moraleja del relato: nunca se sabe...
ResponderEliminarToda la razón con tu moraleja, y es que algunas no se cortan tengan a quien tengan delante. Muchas gracias por participar, besos.
ResponderEliminarMuy bueno, con moraleja incluido. No sabemos quién nos escucha. Pueden ser comentarios sin maldad, pero son cotilleos que, desde mi punto de vista, nada aportan, y que pueden enturbiar las relaciones.
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo y feliz jueves
Los cotilleos suelen siempre ser presagios de historias que suelen acabar mal.
ResponderEliminarBesos.
Así es; la vida es un pañuelo.
ResponderEliminarY trasladar los cotilleos de un sitio a otro, corre el peligro de la mutación, así como el juego del teléfono que, al final, el tema en cuestión ha sufrido una transformación considerable 😎
Muy bueno, Mar.
Bsoss, y feliz día.
Excelente moraleja y mejor aún lo que has mencionado, “los cotilleos se terminan cuando llegan a los oídos inteligentes”.
ResponderEliminarAbrazos
La de cosas que se van agregando a la historia y nunca termina.
ResponderEliminarBesitos
Chica!! Me encanta ese final...la próxima vez que este frente a esa situación Aplícate tu cierre de oro..
ResponderEliminarBesirelatos jueveros
la última frase es la esencia del tema. A palabras necias oídos sordos :-)porque, además, por la boca muere el pez. Y lo que no se dice, no se sabe.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Hola Mar,
ResponderEliminarUn relato con un buen caldo de habladurías. Se regocijaron hasta con el último detalle. Mar ahora sabe que de esas amigas se debe cuidar. Muy acertada también, el no elegir seguir dando vuelo al cotilleo.
Abrazo
Saber escuchar y saber callar: pura sabiduría.
ResponderEliminarBss
Excelente reflexión. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.