Abrió los ojos despacio y lo primero
que vio fue el rostro sereno de su hermana que lo estaba mirando. Le
sonrió y una chispa de alegría se encendió en su cara. Ella tomó
las manos de su querido hermano menor entre las suyas y se quedó en
silencio largo rato mientras sus recuerdos la devolvían al pasado...
a la tarde en la que era ella quien despertaba en una cama de
hospital.
Habían pasado veinticinco años desde
que a ella le diagnosticaran una grave enfermedad cuya única
solución era trasplantar el órgano dañado. Fue entonces cuando su
hermano no dudó en hacerse las pruebas de compatibilidad y de salir
positivas, ser el donante perfecto para su hermana. Y así se hizo.
Aquel episodio marcó un antes y un
después para ambos, pues los lazos entre ellos, ya fuertes de por
sí, se hicieron irrompibles. Y es que la generosidad sin límites de
la que una persona es capaz, solamente se ve superada por la
infinita gratitud de quien la recibe.
Más miradas restrospectivas en Desgranando momentos
Acontecimiento que hizo más fuertes e indestructibles los lazos que ya les unian. Tiene que ser hermoso vivir gracias a la inmensa generosidad de otro, como para estar agradecido eternamente. Igualmente tiene que ser hermoso saber que has entregado parte de tí para que esa otra vida sea posible.
ResponderEliminarPrecioso recuerdo del pasado aunque en este caso las consecuencias del mismo hacen posible el presente.
Gracias por tu participación.
Un abrazo.
Por eso mismo somos mucho más que simple química. En nosotros, el instinto de autoconservación cede ante el amor y el amor nos hace seres humanos.
ResponderEliminarMuy bueno, Mar, muy bueno.
Un beso
Un acto de amor fraternal ENORME que lógicamente fue causa y efecto para que se marcara un antes y un después luego de aquella generosa donación!
ResponderEliminarMuy conmovedor.
Un abrazo
Mee parece la cosa más hermosa del mundo, el que una persona pueda disfrutar de la vida, gracias a la generosidad de un donante, creo que son cosas que no tienen precio, ahí solo existe algo muy grande que se llama AMOR.
ResponderEliminarPrecioso. Un abrazo.
Hola Mar, me ha encantado tu relato, corto pero emotivo.
ResponderEliminarYo he trabajado durante muchos años en Hemodiálisis y he conocido algunos casos como el que cuentas. Siempre es una enorme lección de vida la que nos dan esas personas que son capaces de dar un trozo de ellos mismos por la vida de otros.
Un abrazo
ASI ES SON ACTOS MAYÚSCULOS DE ALMAS QUE AMAN Y MUCHO.
ResponderEliminarMENSAJES SUBLIMES.
BESOS
Qué mejor regalo que ser partícipes en dar la vida, el donante, el equipo médico... Gestos así es lo que hace que sigamos creyendo en las personas. Te felicito por el relato, me ha llegado hondo.
ResponderEliminarBesitos
a las buenas noches nos dé dios y el diablo...ah, soy el gus...
ResponderEliminarme da lo mismo si el texto es bueno, me da lo mismo si el texto es malo o regular. me da lo mismo que las palabras sean o no las adecuadas...hoy, me quedo con la idea del texto. y es que esa idea es MARAVILLOSA...
MEDIO BESO.
Una bellísima reflexión en forma de relato. La vida es dar y recibir dice una frase trillada, pero deja bien claro el orden.
ResponderEliminarBesos
Ese tipo de entregas, con tanta generosidad, me conmueven sobremanera.
ResponderEliminarUn relato con un mensaje que debiéramos seguir todos.
Precioso, Mar.
Un beso, guapa.
Son lazos de sangres unidos para siempre. Es muy hermoso M., está narrado con tanta naturalidad que es como un pequeño cuento real que solo los privilegiados pueden disfrutar. Enhorabuena amiga, te ha quedado genial.
ResponderEliminarUn abrazo :))
Esa es la verdadera hermandad, la que une por la generosidad, dar sin pedir nada a cambio. Como dices tú, generosidad que solo se ve superada por la gratitud del que la recibe.
ResponderEliminarEs muy gratificante ayudar a quien lo necesita.
Un beso.
Qué suerte poder ayudar a tu hermano a tener una vida mejor e incluso a salvarsela.
ResponderEliminarSi yo hubiese tenido la oportunidad de ayudar a salvar la vida de mi hermano, sería la persona más feliz del mundo y ahora lo tendría junto a mí.
Pero ni Dios, ni la vida me dieron esa oportunidad y lo perdí hace justo un año.
Un beso
Encantada de leerte
Un acto de amor, el mejor diría yo...
ResponderEliminarSi se puede hacer por alguien que no conoces, si la vida te ofrece la oportunidad de hacerlo por un hermano o alguien a quien aprecias debe ser especial.
Besos!!
Hermandad, Generosidad, Altruismo, a veces estas palabras se escriben con mayúscula, como en tu relato.
ResponderEliminarConmovedora historia imposible de olvidar, seguramente ese hecho está presente cada día en la vida de sus protagonistas.
un fuerte abrazo.
Preciosa historia de generosidad. El hacer feliz a un ser querido es lo más bonito que hay.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo que tu relato esconde, es una gran dosis de amor fraternal. Del bueno. Precioso y muy emotivo. Enhorabuena!
ResponderEliminarah! se me olvidaba. tienes un hermoso blog. He estado fisgoneando. Muy acertado, distraido, y singular.
ResponderEliminarHay lazos más fuertes que el simple parentesco.
ResponderEliminarbesos
El lazo de hermandad, realmente, es algo que va más allá de una simple cuestión de sangre... mucho más alla...
ResponderEliminarAgradable relato Mar.
¡Beso!
Estás un poquito blandita?
ResponderEliminarBesos.
Un recuerdo siempre vivo, la generosidad reflejada en los ojos del hermano, el agradecimiento en los ojos de la hermana. Preciosa historia, contada con una sencillez envidiable.
ResponderEliminarUn abrazo.
que bella historia, de amor y generosidad, me ha emocionado de verdad
ResponderEliminarMe veo muy reflejada, aunque no me haya pasado. Afotunados esos hermanos.
ResponderEliminarUn beso
Un acto de amor inigualable, dar una parte de uno para que otro pueda tener un poco más de vida. Es hermandad más allá de los vínculos familiares.
ResponderEliminarHermoso y emotivo relato.
Un abrazo.
Todo el sentido de la palabra HERMANDAD. Se comparten genes, en el caso que narras, se intercambia anatomía.
ResponderEliminarBesos.
Una historia muy breve pero intensa. Me encanta esa reflexión final y la comparación entre la generosidad sin límites y la infinita gratitud.
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