Imagen tomada de Internet
Hoy, Gumersindo ha sacado el traje que reserva para ocasiones especiales. Lo tiene desde... (a ver que haga memoria) ¡sí, lo tiene desde siempre! Como se lo pone de "pascuas a ramos" está como nuevo y aunque no anda muy a la moda, aún le queda bien. Hoy, Gumersindo, va de boda.
Se ha puesto más que guapo: repeinado hacia atrás, perfumado hasta la suela de los zapatos y enfundado en su traje, solo le queda ponerse el reloj de bolsillo. Así que engancha la cadenita dorada de latón en un ojal del chaleco y se dispone a guardar el reloj el en bolsillo cuando se topa con algo.
-¿Que hay aquí? - se pregunta, extrañado.
Con los dedos pulgar e índice saca una bolita blanca.
-¡Anda, un caramelo de anís! ¿Como habrá llegado aquí? -dice ahora en voz alta.
Con lo goloso que es, se lo lleva a la boca en un tris.
- Hum... sabe un poco raro. Será que lleva tiempo ahí guardado... al menos desde la Primera Comunión de Pablito la primavera pasada -piensa, haciendo memoria de la última vez que se puso el traje.
...
Ya, en la recepción de la boda, comienza a sentirse mal. ¡Vaya contrariedad! Tiene ganas de vomitar y aún no ha probado ni un canapé de los que andan ofreciendo atentas camareras.
-Tío, ¿te ocurre algo? - le pregunta su sobrina, acercándose a él.
- ¡Ay! No me encuentro nada bien, Marisa. Será el caramelo ese que me comí antes de salir de casa.
- ¿Un caramelo, dices?
- Si. Lo encontré en el bolsillo del chaleco y me lo comí.
Marisa no da crédito a la torpeza de su tío.
- Pero tío, no era un caramelo lo que encontraste. Era una bolita de alcanfor antipolillas que puse yo a principios de verano, como hago cada año.
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Pues vaya despiste, que puede acabar en urgencias. Muy bien contado. Besos.
ResponderEliminarJajaja lo veía venir, pobre Gumersindo.
ResponderEliminarEsa naftalina...la de muertes que habrá producido :-)
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo
Muy bueno. ¿No notó el intenso olor a naftalina?
ResponderEliminarMuy "galgo" debería ser el tal Gumersindo.
Besos.
Galgo, no. Lo siguiente. 😁
EliminarJajajaja
ResponderEliminar¡Pobre tío!
Una historia divertida y con buen ritmo.
Besos, MAR.
Volvi a leer el relato anterior de tu Gumersindo jeje. Ojalá compiles "Las imperdibles anécdotas de Gumersindo, el tío Don distraído".
ResponderEliminarAh, y gracias por anfitrionarnos.
Más besos.
Si Gumersindo me acompaña con más historias, lo haré.
Eliminarjajaaj buenísimo! me has hecho divertir con ese tío goloso que se lleva cualquier cosa que encuentra en ese "nuevo" viejo traje!
ResponderEliminar=)
un abrazo
Es un tema que se presenta a muchas historias y tú lo has resuelto bastante bien.
ResponderEliminarBesos
Pobre hombre, esperemos que no pasará nada, pero no creas que puede pasar de verás, confundirlo con un caramelo aunque el olor es bastante peculiar.
ResponderEliminarUn buen relato.
Feliz viernes, un abrazo.
Uyyyy pobre cristiano! ...y estoy segura que a alguno le ha sucedido alguna vez...
ResponderEliminarUn beso y gracias por la propuesta de este jueves!
Si supieras que me he acordado de lo que me pasó el otro día. Solo que no estaba en un bolsillo, pero vamos, muy a mano. Ahí envuelto como un caramelo, y porque no olía y no me van mucho los dulces, que si no pues ve tú a saber... y porque me lo supuse Pero si hubiera habido un niño o alguien despistado, para adentro que va. Así que lo que le pasa a Gurmersindo es de lo más normal y menos mal que solo fue un poco de indisposición.
ResponderEliminarUn beso enorme y muy bien la historia y cómo la has contado :-)
Jjajajaaj una bolita de alcanfor ay por favor con lo mal que huelen tienen que saber a rayos jajaja.
ResponderEliminarBesos.
Pero que hombre más distraído para confundir alcanfor con un caramelo. Ojalá tenga en cuenta esta experiencia la próxima vez que encuentre uno en su bolsillo. Muy divertido el relato, me ha gustado mucho tu forma de contarlo.
ResponderEliminarQue tengas una preciosa semana.
¡Saludos!
Ajjjjj, ni pensarlo.Buenísimo.
ResponderEliminarBesos