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Mirando la cabecera de "La Bitácora de Mar" veréis la cita que la acompaña: "Caminante no hay camino, sino estelas en el mar" . El autor no necesita presentación. Por tanto, ya habréis adivinado la frase que he escogido... ¿o no? ;)
Es propio de aquellos con mentes estrechas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza. Antonio Machado.
Una gran frase dicha por el poeta hace ya decenas de años, y me da que está en vigor en la actualidad y que lo seguirá estando, teniendo en cuenta comportamientos y actitudes de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Pero..., no voy a seguir por ese camino y os voy a contar algún relato para ilustrar las palabras de Machado.
Juan es monaguillo de la parroquia de su pueblo desde que hizo la primera comunión. Lleva ya tres años y le gusta mucho las tareas que le encomienda el padre Luis para la celebración de misas y otros actos religiosos. El cura se ha convertido en un buen amigo, en ese hermano mayor que le sirve de modelo y de guía a quien puede contar algunas cosas que no se atrevería a decirle a nadie más. Sí, cosas que para Juan son un mundo nuevo y que a sus trece años, lo tienen más que confuso.
-Padre, necesito contarle algo
-Dime Juan, ¿que es?
-Prefiero que sea en el confesionario
El padre Luis, lo mira con sorpresa pues la conducta y educación de Juan son más que notables y le extrañaría mucho que el chico pudiera haber hecho algo mal. Así que accede y van al confesionario
-Padre, me siento mal porque no dejo de pensar en mi amigo Pedro. Es mi mejor amigo de juegos y de colegio, pero lo miro de otra forma. Creo a mi me gusta igual que a los otros chicos les gustan las chicas...Y no se que hacer. Yo intento que me guste Clara o Maribel o Inés... pero no. No puedo. Me gusta él... ¿que puedo hacer? Tengo miedo de que lo que siento no sea bueno .
El cura se revuelve en el asiento y le cuesta creer lo que oye. No puede ser que a un niño le guste otro niño, y menos a uno como Juan, tan buen chaval y tan modélico que no es posible que sienta ese "libertinaje" dentro de él.
-Juan, no te preocupes. Cuando uno siente sensaciones nuevas, se asusta. Pero tu no tengas miedo. Será cuestión de unos meses que se te vaya pasando, que conozcas a una chica que te guste y todo quede en una anécdota. Además a ti no te pinta ser homosexual, siendo de buena familia como eres...Ya velaré yo por ti y te llevaré por el buen camino, porque dime ¿que clase de vida llevarás si la compartes con un hombre? ¿has pensado que no podrás tener hijos? y la gente ¿que dirá de ti? Anda, olvidate de tus fantasías y ve con Dios.
Juan se marcha cabizbajo pensando porqué el padre Luis no le ha preguntado si el sería feliz compartiendo su vida con un chico.
Has dado con una buena clave , la religión en ese aspecto ha hecho y sigue haciendo mucho daño ..El amor por mucho que nos empeñemos es de personas no de sexos ..cuando aprendamos eso tal vez seremos más generosos y no se verá como algo antinatural pero por ambas partes .
ResponderEliminarUn abrazo me gusto tu historia.
Y menos mal que la cosa ha quedado en eso, porque yo creía que la cosa iba a tomar otros derroteros.
ResponderEliminarPorque para quien se lleva por sus prejuicios, lo último en lo que piensa, es en la felicidad del otro. Y es algo que no resulta fácil, aunque uno piense que se está "liberado"en ciertos temas. Buen aporte el tuyo, Mar. Muchas gracias por sumarte. Un abrazo
ResponderEliminarSuscribo al comentario de Mónica que comparto totalmente. Besos, Mar. Y eso que dentro de la Iglesia, ha habido muchos casos... tapados, por supuesto.
ResponderEliminarEs cierto, las religiones han hecho daño, sembrando prejuicios. Condenando la homosexualidad, como creando excusas para la misoginia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cotidianidades espantosas muy bien relatadas.
ResponderEliminarAdmirable.
Besos
Ay, pobre Juan. Como tantos otros homosexuales que no han encontrado comprensión, ni siquiera entre quienes dicen predicar el amor.
ResponderEliminarMuy bien narrado, Mar, llega muy hondo.
Besos.
ResponderEliminarCon la iglesia hemos topado amigo Sancho, pobre Juan le ha preguntado al mas indicado, no me cave duda de la buenas intenciones del cura, pero de buenas intenciones está el infierno lleno, ese infierno que creo esa España inferior que ora y enviste , cuando se digna usar de la cabeza como bien dijo nuestro A. Machado. Un fuerte abrazo.
No me esperaba otra cosa del padre Luis siendo cura....aunque desde luego no comparto para nada su opinión . Debería darse más importancia por parte de la religión católica al verdadero amor y no a sí son dos chicas o dos chicos los que lo sienten. En este sentido la religión sigue estancada.
ResponderEliminarBuen relato.
Un beso