Sentado en la mecedora, armado de
paciencia, la estaba esperando. Era bien entrada la noche cuando la
aldaba de su puerta fue golpeada tres veces, rompiendo el silencio
que reinaba en la casa. Muy diligente se levantó, se ajustó la
pajarita y se atusó con la manos el cabello en un intento torpe de
agradar a su visita. Abrió la puerta y suspiró aliviado.
- Llevo esperándote mucho tiempo-
le dijo con su mejor sonrisa.
La dama, sorprendida con semejante
revelación, se retiró la capucha para dejarse ver con todo su
esplendor y apoyada en el astil de su guadaña le dijo:
- Me sorprende tu bienvenida, pues
nunca nadie hasta ahora me había recibido con una sonrisa. Dime,
¿no me tienes miedo?
- No – replicó él.
“No teme a la muerte...” pensó
ella con extrañeza. Muerta de curiosidad (mire usted que ironía) le
preguntó:
- Entonces, dime ¿a qué temes?
- Temo al sufrimiento y al dolor que
padezco. Te esperaba hace tiempo porque se que serás bondadosa
conmigo, que me llevarás contigo y el viaje será mi liberación.
Ya nunca más estaré sometido ni al yunque del sufrimiento ni al
yunque dolor.
La muerte, conmovida por aquellas
palabras, lo abrazó con suavidad, lo envolvió en su negro manto y
juntos partieron hacia el más allá.
Más relatos en casa de Inma
Me has dejado muda ...esa muerte que la abraza con deseo ...desde luego hay que ponerse en el lugar del sufrimieNTo y el dolor ..Me gustó tu enfoque de la espera ..
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Mar.
¿Cuántos casos habrá de esos...? miedo y pena me da imaginármelos.
ResponderEliminarAlgo que debió sorprenderla es que fue capaz de percibirla.
ResponderEliminarTal fue capaz de verla como una mujer con todo el esplendor, bella, porque la esperaba, deseaba su llegada.
Esa versión recuerda a la imaginada por Neil Gaiman.
https://en.wikipedia.org/wiki/Death_(DC_Comics)
<bien contado.
Un abrazo.
Al final nos espera a todos, pero asumir que seamos nosotros quienes la esperamos es muy valiente.
ResponderEliminarUn abrazo
Un maravilloso alegato para los que no creen en la muerte digna.
ResponderEliminarBesos.
Suscribo al comentario de JUAN. Personalmente, no quisiera sufrir lo indecible al morir.
ResponderEliminarBesos
Es maravilloso. ¿Quién no desearía un abrazo así?
ResponderEliminarMuestra tu personaje tanta seguridad, tanto amor... y la muerte, muestra su alma.
Bellísimo. Un beso.
Lo mas duro es la enfermedad. La muerte puede ser en algunos casos el abrazo de la salvación hacia la paz.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato.
Besos enormes.
Conmovedora historia escrita con delicado sentimiento. A veces la muerte puede ser liberadora. Claro q si. Un abrazo
ResponderEliminarImpresionante tu relato como siempre. Una parábola de vida y muerte esperando a la dama de la guadaña. Un saludo.
ResponderEliminarMe has dejado alucinando porque a pesar de la dureza tu relato tiene una gran belleza. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarUna espera demasiado larga, mucho más cuando el sufrimiento y el dolor de la vida hacen padecer a alguien. La verdad, no me lo esperaba ¡y mira qué recibimiento para darle!
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Un relato así me lleva a pensar que tal vez la muerte no deba ser imaginada como un ser oscuro y con guadaña. Quizás sea tan sólo quien nos despierte del sueño de la vida humana.
ResponderEliminarAbrazo.
Cuando se está preparado se recibe con una sonrisa, quién no desea una muerte digna.
ResponderEliminarImpresionante. No se puede decir tanto con tan poco. Enhorabuena. Besos
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