La propuesta que Dorotea trae para este jueves consiste en incluir en el relato una letra y tres palabras a elegir entre una lista que ella misma ha elaborado. Yo he elegido la letra R que debe ser la inicial del título para el relato, y las palabras madrina, norte y olivo. Aquí os lo dejo :)
- ¡Madrina! ¡Qué bien que hayas vuelto!- dijo Leo cuando vió a Inés entrar en casa.
- ¡Síííí, qué alegría, madrina! - añadió Sara corriendo hacia ella - ¿qué nos has traído esta vez?
Inés soltó su equipaje en el vestíbulo y se agachó para abrazar a sus ahijados Leo y Sara. Eran lo que más quería en la vida. Esos dos diablillos traviesos le sacaban mil sonrisas cada día; le llenaban el vacío que a menudo moraba en su alma.
- Yo también estoy contenta de volver. Os he echado de menos - dijo Inés dándoles un sonoro beso a cada uno. -Mirad, os he traído caramelos mágicos.
- ¿Mágicos? - preguntó Sara con los ojos muy abiertos.
- ¿Por qué son mágicos, madrina? ¿Porque vienen de muy lejos y aquí, en el norte, no los tenemos? -dijo Leo
- No, Leo, aquí no hay -contestó Inés con los niños acomodados en su regazo- están hechos de aceite de oliva y vienen el sur. Allí hay muchos olivos, tantos que es imposible contarlos. La vista se pierde más allá del horizonte y no encuentras el final. Están perfectamente alineados cual soldados disciplinados en formación. Será que el verde de sus hojas inspira el verde militar... es posible. ¿Qué se yo? Dicen las gentes del lugar, que en los fríos inviernos, cuando la gelidez del alba viste sus hojas de escarcha, el inmenso mar de olivos se convierte en un mágico mar de plata.
Los niños escuchaban atentamente con los caramelos en sus manitas. Imaginaban como sería ese árbol del que sus ramas colgaban caramelos.
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Increíble como una palabras de cariño hace feliz a esos niños , preciso el decirle caramelos mágicos , me encanto y desde luego que el sur con sus olivos parece un mar de plata sobre todo los días de escarcha ..
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Y no solo los niños... Yo misma me lo imagino y es que un olivar tiene más magia que la varita de Harry Potter. Gracias por participar y un abrazo
ResponderEliminarUn acogedor encuentro el narrado, como las letras de la autora.
ResponderEliminarFelicidades.
Qué bonita y tierna historia… Hermoso y mágico paisaje ese mar de olivos que nos transmites con tus letras, y, sobre todo, la inocente mirada e imaginación de los niños… Me ha encantado.
ResponderEliminarUn placer leerte, Mar.
Abrazo enorme, y feliz día! 😘
Me encantó la descripción del mar de olivos andaluz.
ResponderEliminarUn paisaje de olivos me produce la misma emoción que uno de almendros o cerezos en flor. Cuando fui hace años al sur, inevitablemente, echas un cálculo, y es cierto, no abarca ni la vista ni es posible poner número así de entrada.
ResponderEliminarY lo bonito de tu historia, es la ilusión e inocencia de los niños.
Besos enormes.
Aquí ha brotado la magia
ResponderEliminarBesitos
la figura del cuentacuentos, tan magistralmente desarrollada, es un bien que nos retrotrae a la tierna infancia por tanto que nos aportó y que sigue aportando a la tierna infancia... y a quienes no siéndolo se consideran con la inocencia necesaria para escuchar un buen cuento. Muy bonito. Gracias. Un abrazo y seguimos disfrutando de nuestros presentes en forma de relatos.
ResponderEliminarEsos olivos como mar de plata...es que me los estoy imaginando. Precioso cuento, besos.
ResponderEliminarLos cuentos siempre son preciosos para los niños, se quedan encandilados con la voz que se los cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo