Sabía, antes de entrar en la habitación por el olor a lavanda y a carbón quemado, que su abuela estaba planchando.
- ¿Que planchas hoy, abuela? - preguntó Natalia.
-Las
sábanas. Verás, Natalia, me contaba mi abuela que le contaba su abuela
que en la víspera del día de Difuntos las ánimas de nuestros antepasados
volvían del más allá para pasar la noche en su antigua morada. Había
que vestir las camas de limpio para que cuando volvieran estuviese el
dormitorio dispuesto como en sus tiempos. Y eso estoy haciendo yo hoy:
preparando la ropa de cama tal cual se hacía antaño y hacer las camas
para seguir con la tradición. -respondió Nadia a su nieta.
- ¿Y cuando es ese día, abuela?
- El día es mañana, así que es esta noche cuando descansarán en sus antiguas camas.
Natalia miraba a su abuela Nadia con los ojos muy abiertos sin salir del estupor que le producía lo que acababa de escuchar.
-
No debes tener miedo Natalia, nada malo sucederá. Es solo una tradición
que poco o nada tiene de cierto pero que a mi me gusta seguir, tal como lo
hacía mi abuela. Pero podemos dormir juntas esta noche si así estás más
tranquila.
-
¡Sí, sí!- respondió la niña con mucha alegría pues dormir con su abuela
era una de las cosas que más le gustaban- ¡Y me contarás un cuento de
esos que tú sabes!
He
recreado en este breve relato una leyenda que iba (no se si todavía va)
de boca en boca por pequeños pueblos de la provincia de Jaén. Me lo
contaba mi madre de pequeña. A ella se lo había contado mi abuela, que
se lo contó mi bisabuela, que se lo contó mi tatarabuela... varias
generaciones atrás.
Más relatos de miedo en Teresa Cameselle
Pues la cara amable de las historias que se cuentan, además es muy tierna.
ResponderEliminarPor estos lares se cuenta cada una que lo flipas. Mujer, la noche en cuestión tiene su aquel, cierto, pero yo nunca he imaginado a los difuntos viniendo a por los vivos en plan zombi y con ganas de acojonar al personal, más bien como lo pinta tu historia.
Un beso
Nunca habia oido esa leyenda, pero me ha gustado. Es una visión amable de esta noche de celebración.
ResponderEliminarUn abrazo Mar.
Es como si se descorriera el velo, desde la noche de los tiempos, en todas las culturas, de una u otra forma.
ResponderEliminarMe da que la esperanza no siempre se explica tirando del miedo. Decía Platón que recordamos, anamnesis...;))
B7s
Una leyenda que, en cierto modo, guarda un paralelismo con lo tradición del Samaín en Galicia. Los muertos resucitan para visitar a los vivos. Es como si fuese la Santa Compaña´(las almas de los difuntos desfilando en una noche como esta). Saludos.
ResponderEliminarSupongo que las tradiciones tienen su sentido: ante todo no olvidar a los que ya no están. Quizá, como escribe Mari, desde la noche de los tiempos, se ha pretendido que el trance sea algo pasajero con la posibilidad de que ésta noche y éste día están más vivos en nuestras vidas... solo tal vez.
ResponderEliminarEs una historia que tampoco conocía pero que me ha gustado mucho leerla.
Un abrazo amiga
Me ha gustado tu relato amable y lleno de ternura hacia los que nos precedieron, a la vez me ha encantado enterarme de esa tradición jiennense de la que nunca había oído hablar, a pesar de que mi madre era de un pueblo de Jaén: Úbeda.
ResponderEliminarQuizás empiece yo a seguir esa tradición el año que viene.
Tradiciones son tradiciones, y si se las quiere seguir, hay que hacerlo bien...hasta planchar las sábanas a la vieja usanza! jejeje
ResponderEliminarUna bonita tradición; aunque da un poco de miedo, no me estraña que quisiera dormir con su abuela.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta que se conserven las tradiciones y esta que nos relatas es tierna y amable, aunque de un cierto yuyu esa visita anunciada y esperada. Entrañable relato el que hoy nos traes para este Haloblogween.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por aquí, la Santa Compaña poblará los caminos...
ResponderEliminarHas pasado una leyenda a un texto. Buentrabajo. Un beso
ResponderEliminarMe encantan estas leyendas que son tradición de muchos pueblos. Y me ha gustado la redacción. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso quiere decir, supongo, que esa noche no dormía nadie en esas camas....porque de lo contrario.... Yo por lo menos.... :)
ResponderEliminarEsas leyendas y esas tradiciones no se deberían perder (en los pueblos)
besos
Curiosa leyenda, me produce ternura. En México las familias van a comer al cementerio la comida favorita de su difunto querido, al que le llevan su ración.
ResponderEliminarBesos.
bonita tradición en el mio nos juntamos todos y comemos gachas, despues como esta mandao las que sobran las tiramos en las puertas del vencidario con la consiguiente regañina de los padres, pero no lo pasabamos chachi, me ha encantado un abrazo
ResponderEliminarSumamente tierno son las leyendas que van de boca en boca, como si un hilo invisible cruzara entre las generaciones.
ResponderEliminarDe alguna manera es una manera de estar con el antepasado, y de una buena manera.
Un abrazo.
Qué bella estampa has descrito. Como un libro abierto, esa imagen de la abuela relatando a la nieta parte de la tradición popular. Enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos.
Es un cuento dulce... tradición sin necesidad de consumismo, deberíamos volver a ellas...
ResponderEliminarNada como las leyendas
Besos abisales
Hola, Mar.
ResponderEliminarNunca había leído esa leyenda, me ha gustado pues es entrañable. La verdad, yo no hubiera dormido en esa casa esa noche ni con mi abuela...Jejeje
Me gustó leerte.
Un abrazo.
Lupe
Esa misma leyenda nos la contaba nuestra piisima madre. La verdad es que nos poníamos algo nerviosos, éramos muy pequeños. Natalia en esta noche dormirá muy a gusto con su abuela....
ResponderEliminarAmicvs.
La noche de difuntos, en mi niñez, tenía un aura de misterio y sobrecogimiento, con las lamparillas de aceite en el banco de la cocina, nos recreeábamos en el miedo consentido y esperábamos curiosos, ver alguna aparición del otro mundo.
ResponderEliminarBesos Mar
Me gustan las tradiciones pero esta me da un poquito de yuyu... cada uno que duerma en su sitio y todos contentos, mucho mejor así; el relato me ha encantado!
ResponderEliminarUn beso.
Me gustan las tradiciones y sobre todo me encantan estas leyendas antiguas que se han ido contando de padres a hijos por generaciones, siempre tienen un regusto tétrico y de realidad exagerada que consigue hacer recorrer un escalofrío por la espina dorsal.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo
Ufff... yo también querría dormir con alguien esa noche. No quiero ni pensar que la leyenda tenga algo de cierto. Muy bonito el relato. Un abrazo.
ResponderEliminarNo conocía esa historia, la verdad me da un poco de miedo pensar en compartir la cama con difuntos.
ResponderEliminarYo también hubiese elegido dormir acompañada, aunque el mito fuera solamente eso.
Un abrazo.
Pensé en ti mientras escribía, te lo aseguro. Pero aproveché que ayer era el día de los fieles difuntos. Y no me preguntes por qué?
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Una leyenda muy apropiada para estas fechas. A mí me da un poquito de respeto el tema, que no miedo.
ResponderEliminarMuy bonito recuerdo el que nos traes hoy.
Un besazo.
tu eres Mont_ amiga.
ResponderEliminarun beso :)
Me encantan las tradiciones y me ha encantado que las hayas rescatado para los lectores del blog.
ResponderEliminarBesos.
Nunca había oído esa leyenda, me encanta y me aterra a partes iguales, menos mal que ya ha pasado el día o no podría dormir.
ResponderEliminarGracias por participar ¡
Nunca había oído tal leyenda.
ResponderEliminarMe encantan.
Fíjate, que vienen para darnos faena, lavar y planchar...
Anda que.
Sonrío.
Besos, Mar.
Existen tantas leyendas en torno a los que se fueron, la tuya es delicada, un honor llamarme Natalia, besitos a Nadia y a ti que me has fascinado.
ResponderEliminarDisculpas por la tardanza, llegué tarde.