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El martes, de vuelta a casa encontraron
la cama del dormitorio principal, deshecha. En el baño, había una
maquinilla de afeitar preparada sobre el lavabo, pero sin usar. En la
cocina, dos tristes tostadas seguían esperando la mantequilla y
la mermelada. En el estudio, junto al ordenador, una taza de frío
café que nadie bebió. Todo estaba tal cual lo habían dejado.
A pesar de ser domingo, se levantaron
muy de mañana. A toda prisa, quisieron desayunar un café con leche
y tostadas, pero las contracciones cada vez más aceleradas, los
hicieron partir de inmediato. El gran momento había llegado: su
primer hijo iba a nacer y no había ni un solo segundo que perder.
Relato escrito para la convocatoria del blog Lugar de encuentro
El desayuno puede esperar...
ResponderEliminarA toda leche, por el ascensor, mientras te vas subiendo los pantalones, colocando la camisa..."la hostia, ¡¡las llaves del coche!!", "anda y no me jodas, cielo, que ya he roto aguas", "pera, pera, que ya bajo", "¡¡Hombres!!", jajajajaja
ResponderEliminarUn beso
Desayuno para tres a partir del martes :)
ResponderEliminarbesos
¡Ya te digo!...;)
ResponderEliminarMe da que ahora es café más bibe, y ojeras como el nene te salga llorón...jaja.
B7s
y cuando llegas al hospital, con contracciones de parto, te dice el celador, esta pa que quiere silla de ruedas de pie llega paritorios, con unos dolores que pa qué, pero sabeis me quedo con la carita del recien nacido encima de mi barriga, llorando y por supuesto tu
ResponderEliminartambién
Va a ser un placer y un privilegio prepararle el desayuno todas la mañanas que pueda,
Leves rastros para componer el cuadro de inicio de una nueva vida!
ResponderEliminarQue sea con mucha dicha!
=)
Es una historia inesperada -en ningún momento sospechas lo que ocurrirá al final-, lleva una progresión descendente jaja y el final es redondo. Es un microrrelato perfecto, no se podría mejorar... no babeo pero no logro encontrar una demostración de satisfacción más discreta :))
ResponderEliminarUn abrazo :)
De lo que parecía una tragedia a una maravillosa realidad.
ResponderEliminarBesos.
Inquietante, nos dejas ver el relato con diversas perspectivas. Si el relato se narra el domingo tiene un sentido, si se narra el siguiente sábado, otro.
ResponderEliminarMuy bueno Mar, un beso.
Primero me inquietó el escenario, luego me quedé relajada, sin contracciones. ¿Niño o niña?
ResponderEliminarUn café cargado para el padre, y felicitaciones y feliz parto, como tu feliz relato muy creativo.
Besito contento.
Primero me inquietó el escenario, luego me quedé relajada, sin contracciones. ¿Niño o niña?
ResponderEliminarUn café cargado para el padre, y felicitaciones y feliz parto, como tu feliz relato muy creativo.
Besito contento.
Un giro magistral a mitad del relato.
ResponderEliminarFantástico
Besos
Que importa el desayuno, es verdad puede esperar, hay momentos inolvidables, como el que narras.
ResponderEliminarTernura da, claro que si.
Un abrazo.
Merece la ocasión esa huida repentina! Bienvenida la vida!
ResponderEliminarMe gustó mucho el relato, primero porque pone a prueba nuestra imaginación, las causas posibles de esa quietud inesperada fluyen espontáneamente.
El final, casi inesperado, es un bello broche.
Besos!
Gaby*
En esos momentos, ni café, ni tostadas, ni nada de nada, un taxis y acelere por favor.
ResponderEliminarBesos.
No me esperaba el final. Muy bueno, me mantuvo intrigada hasta el último momento.
ResponderEliminarMuy buen final, aunque sospecho que el café no estaba ausente en la espera en el hospital. El relato es como dos postales, excelente y un nuevo integrante.
ResponderEliminarBuen relato por lo inesperado del final y por la intriga y espectativas que crea. Un beso.
ResponderEliminarEsa salida corriendo hacia el hospital, me suena sobre todo,la de mi segundo retoño que venía más rapidito, a partir de ese martes si tienen un ratito para hacer las tostadas entre bibes, pañales, gases y llantos... afortunados sean, pese a todo la experiencia más gratificante que puedes tener en la vida, muy original tu relato.
ResponderEliminarUn beso
Un giro inesperado, pero que mejor razón para salir corriendo y dejar el café que esta...
ResponderEliminarBesos
Inteligente, imaginativo y altamente sorpresivo relato el que nos aportas en este jueves. No podría haber mejor motivo para dejar de tomar ese café, que el nacimiento de un nuevo hijo. Imagino que en la espera hospitalaria caería más de un café.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una imagen desoladora, ese principio, pero que alegria de cafe frio y de tostadas a medio terminar ese final.
ResponderEliminarUn beso
dos tazas de café, dos tostadas y el desayuno puede esperar mientras la vida no espera mientras florece y avanza
ResponderEliminarY mejor dejar el desayuno para otro momento que este es el más importante y hermoso de sus vidas!!!
ResponderEliminarMe lleno de vida este relato.
Un beso.
Bueno, por lo menos "algo bonito", algo importante, algo para "Ilusionarse"...menos mal, me tenías preocupada con estos relatos.
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