Doña Engracia, se da los últimos retoques antes de salir. Se ha puesto sus polvos faciales Maderas de Oriente Myrurgia, unas gotas de agua de colonia 1916 y se ha ajustado la desgastada pamela sobre su cabello cano con un toque de discreta coquetería...
Se dirige a su farmacia de siempre, la que lleva en la plaza del Reloj desde antes de que ella naciera y también desde antes que nacieran sus padres, y quizá también sus abuelos... no sabría precisar desde cuando. En fin, desde toda la vida.
Abre la puerta y una campanilla le da la bienvenida a la vez que avisa al mancebo de la llegada de un cliente.
- Buenos días, doña Engracia. Cuanto tiempo sin verla por aquí.
- Buenos días, Luisito. Por fin he podido salir. ¡Válgame dios, que cosas nos toca vivir! En todos mis años (que ya son muchos) nunca me ha faltado en mi despensa mi botellita de vino quina y ahora con esta manía de estar encerrados...
- ¿Es quina lo que necesita, doña Engracia?- la interrumpe Luis ocultando el fastidio que le produce el diminutivo con el que se ha dirigido a él,
- Sí, claro, que cualquier día de estos vienen mis hijos con los niños y no tengo nada que ofrecerles para merendar - responde la señora.
- Mire, hace años que dejó de despacharse la quina en farmacias y menos aún para niños. Siento no poder atenderla en eso. ¿Se le ofrece algo más?
-¿Que no hay vino quina? Eso no puede ser. De aquí, de toda la vida, me he llevado el vino quina para dárselo a mis hijos desde que eran niños.
Doña Engracia, padece los olvidos que la edad se cobra conforme los años van pasando. Está estancada varias décadas atrás, cuando era corriente dar a los niños bebedizos y reconstituyentes de efecto más que dudoso y discutible.
Más relatos en casa de Dorotea
Vino Santa Catalina, que da unas ganas de comer...decía el anuncio. Y sí, se vendía en farmacias. Lo que ahora nos parece aberrante, era lo común. Hemos salido medio regular de milagro :-). En mi caso no se nos dio jamás, pero en verano nos daban Calcio 20, un jarabe muy rico
ResponderEliminarUn abrazo y por las boticas, que siempre ahí, nos ha permitido crecer.
¡Cuántas veces habré escuchado esa expresión de "más malo que la quina"! Y nunca he sabido el origen de esa expresión. Un relato formidable, Mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy tengo que decirte que tocaste mi corazón el nombre de tu personaje es el mi madre ,me has hecho recordarla por esa coquetería que tan bien ella tenía..gracias.
ResponderEliminarEl vídeo genial quién con una cierta edad no ha tomado Quina Santa Catalina..
El mancebo podría haber sido un poco más amable jjjjj.
Un fuerte abrazo!!
Me alegra haberte traído un bonito recuerdo con mi relato. El nombre elegido para la señora ha sido totalmente fortuito.
EliminarGracias por tu comentario, Campirela.
Bas.
Muchas gracias Mar, a veces el destino se confabula para darnos una pizca de felicidad ...Un bonito sábado .
EliminarLa Quina Santa Catalina, se queda corta. En mi pueblo manchego, se le daba a los niños para la merienda, una rebanada de pan candeal "sentao", (es decir de varios días), remojados con vino tinto y una poca azúcar morena.
ResponderEliminar!Y hemos crecido sanos y lustrosos!
Besos.
Eran otros tiempos, pero
Los tiempos cambian, los consejos sanitarios también! =) Un encantador relato, Mar. Un beso
ResponderEliminar¡¡¡Lo que he disfrutado leyéndote!!! Esa puesta en escena con los Polvos Maderas de Oriente... y la colonia... Si duda has centrado bien el relato en el tiempo que ocurría y como guinda del pastel el nuncio del Quina San Clemente.
ResponderEliminarMe levanto del sillón y te aplaudo un rato.
Besos y más besos
Me alegra mucho que te guste este relato. Y sí, he utilizado cosméticos y colonias nacidos muchas décadas atrás para situar a doña Engracia en el tiempo.
EliminarGracias por tu aplauso, lady Tracy :)
Bss.
Has despertado recuerdos lejanos y el video redondea tu relato de maravilla. ¿Os acordáis de la costumbre de mojar en bebidas fuertes el chupete de un niño inquieto? Un abrazo y gracias por participar.
ResponderEliminarTodas esas cosas me suenan. La colonia, esos polvos jajajaj los he visto. Qué cosas. Yo he llegado a usar eso de los polvos de tierra que iban en un tarrito de barro que como te pasaras un poco... no te cuento nada. Y lo de la quina... A mí me suena otra cosa pero era dulce...
ResponderEliminarUn beso enorme y muy bonita historia a pesar de ese "olvido" que la vida le ha dado a la cabeza de doña Engracia.
Un beso enorme.
Por suerte, algunas cosas se dejan atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que bueno retroceder en el tiempo y volver a vivir esos momentos de antaño... no conozco esas marcas pero aca en Argentina se usaba otras marcas como el vino "El abuelo" era oporto una bebida que ahora lo seguimos usando en postres mas que nada.
ResponderEliminarUn placer leerte y me hiciste viajar a esos tiempos.
Linda publicidad para recordar!
Un abrazo Mar!
¡Muy tierno tu relato con Dña Engracia, todo un personaje!
ResponderEliminarCrecí en Argentina, sin conocer el vino kina. El vídeo parece de los änos 60 del Siglo pasado.
Besotes