Mag nos propone para este jueves escribir un relato con la mayor cantidad posible de paremias (como mínimo cinco) insertadas de tal forma que conformen un texto con sentido y racionalidad.
Imagen tomada de Internet
Luis estaba tan nervioso que no atinaba a abotonarse la camisa. No era para menos, en unas horas contraería matrimonio con su novia de toda la vida.
Ana, su madre, lo miraba con adoración y pensaba el que tiempo pasa volando; que hasta hace nada era su Luisito y ya se había convertido en todo un hombre. En un intento por tranquilizarlo le preparó una tila.
- Toma Luis, una tila.
- Gracias mamá, pero no la necesito.
-Anda, te hará bien -insistió su madre. Se acercó para dársela con la mala fortuna de tropezar y derramarle la taza encima de la inmaculada camisa nupcial.
-¡¡Aaagg!! ¡Mamá que me quemas...! ¡Mira como me has puesto la camisa!
- ¡Vaya contratiempo! ¡¡Vísteme despacio que tengo prisa, pero no!! -soltó la la madre con ironía.
- ¡Pues claro que no! Me tienes en pie desde las siete de la mañana porque a quien madruga, Dios le ayuda, y mira que desastre. Y ahora, ¿qué, madre? ¿quien diablos me va a ayudar? -respondió muy airado Luis.
Ana, que guardaba un as en la manga, tranquilizó a su hijo.
Ana, que guardaba un as en la manga, tranquilizó a su hijo.
- No desesperes, Luis. Encargué otra camisa en la sastrería por si surgía algún imprevisto... Ya sabes, mujer prevenida, vale por dos.
"¡¡Camisas, camisas!! Para camisa, la camisa de once varas en la que me voy a meter yo. ¡Quien me mandará! "- rezongaba Luis para sus adentros.
"¡¡Camisas, camisas!! Para camisa, la camisa de once varas en la que me voy a meter yo. ¡Quien me mandará! "- rezongaba Luis para sus adentros.
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Pues sí esa era la peor camisa , la de once varas, en la que se iba a meter, jajajaja- Me has hecho reír.
ResponderEliminarjaja, pues te ha salido muy bueno le relato. Me ha encantado porque es muy fresco.
ResponderEliminarUn abrazo y por los refranes, que son la enciclopedia del saber en formato oral. Ni ocupan espacio ni acumulan polvo :-)
Me imagino al pobre hijo histérico y a la madre revoloteando alrededor como una abeja. A veces, te echan una mano pero al cuello.
ResponderEliminarDivertida entrada, con ritmo, fresca y en tu estilo que es lo más importante.
Dicen que los libros tienen la respuesta a todo. Eso es que no se han fijado en los refranes porque hay de eso y de más, para todo y todos.
Millones de gracias por sumarte a mi convocatoria y por tu trabajo.
Un beso enorme y nos vamos leyendo.
Un relato genial sobre camisas y bodas, Mar ;) Perfectamente hilados.
ResponderEliminarUn besazo
Más le hubiese valido eso de "Casar y descasar, muy despacio se ha de pensar".
ResponderEliminarBesos.
Ese refrán le decía mucho mi madre, el de vísteme despacio que tengo prisa, y me la has traído al recuerdo en estos momentos, la estoy escuchando decir eso.
ResponderEliminarMuy bonito tu relato.
Besos.
Que lindo te salio, al final las madres son siempre previsoras..Un abrazo y feliz noche.
ResponderEliminarY menos mal que no lo ha tomado como un signo para no casarse!!
ResponderEliminarMuy bien hecho, Mar... besos.
Jeje... ¡que bien has enhebrado esos dichos en medio de los preparativos nupciales de ese novio no muy decidido! Un abrazo
ResponderEliminarJejeje camisas más que de once varas en las que Luisito se mete. Todavía tiene tiempo de arrepentirse, pero le deseamos mucha suerte. Besos, Mar
ResponderEliminarYo también me imagino toda esa situación. La madre tirándole encima de la camisa, lo que pretendía darle para que se tranquilice.
ResponderEliminarLa madre debía ser consciente de su propia torpeza, al tener una camisa de repuesto.
¿Que tal seró la novia?
Un abrazo
Jejeje, las madres y sus santos remedios. Un abrazo.
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