Mar





En el fondo del cajón, encontré una caja de madera. Por fuera la adornaban pequeñas hojas realizadas con incrustaciones de nácar y algunas flores, en la propia madera, talladas. ¿Que podía contener aquella caja, tan primorosamente decorada? Abrí el broche y subí la tapa. Dentro había dos mazos de cartas, con sendos lazos púrpura atadas, un camafeo y un reloj de bolsillo.

Tomé el reloj y mis dedos se enredaron, juguetones, con la cadena. Lo abrí para ver su esfera, y descubrí en el reveso la tapa, la foto en blanco y negro de una joven bastante agraciada. Solté el reloj y con la prisa que la curiosidad me dictaba, cogí el camafeo y lo abrí para examinar su interior. En un óvalo aparecía la misma foto del reloj; en el otro, la de un apuesto y joven caballero.

No era difícil adivinar que aquellas cartas, envueltas en sobres desgastados, eran la correspondencia entre dos enamorados. No me atreví a leerlas, por respeto a la privacidad e intimidad de aquellos amantes. Sólo osé echar un fugaz vistazo a las caligrafías: una trazada con cierto nerviosismo y desespero; la otra, hecha sin prisa y con esmero. Mas ambas escritas con pluma y tintero, sobre papel color sepia, coincidían al despedirse con un te quiero.

Más cartas en casa de Lois y Clark




 


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17 comentarios:

  1. Un precioso relato que detalla un instante, un hallazgo, la curiosidad.
    Me ha encantado la historia.
    un beso

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  2. Un tesoro, caja y contenido. ¡Yo hubiera sido incapaz de contener la curiosidad por conocer el contenido de esas cartas!

    Un relato con misterio, nostalgia y mucha belleza. Un placer leerte.

    Besos

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  3. Muy bien narrado. Interesantes esas cartas que nos transportan a un pasado que no vivimos.

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  4. Esas cartas antiguas, traen la nostalgia de un tiempo pasado, no sabemos si peor o mejor; pero siempre se recuerdan con añoranza.
    Un abrazo

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  5. ¿Que clase de lazos se pueden poner a un manojo de cartas escondidas en una carpeta del ordenador?.
    Un abrazo.

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  6. Creo que las cartas de amor, desaparecidos ya los amantes, quizás busquen ser encontradas y leidas por otros -siempre con respeto- porque de esa manera se eternizarán los sentimientos de quienes las escribieron convirtiéndose en primoroso símbolo de lo que fue alguna vez y aún sobrevive a la muerte.
    =)

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  7. BELLÍSIMO, MAR. Y la tinta sobre el papel tiene esa historia que se palpa y se huele, además de leerse. Es por eso que, a pesar de tener un blog y tal, comparto la afición de mi esposa por recrearme sobre los trazos de tinta, vamos, es que no hay comparación posible.

    Un besazo!!!

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  8. Un relato tan tierno que emociona, muchos secretos escondidos en esas cartas que merecen ser respetados, y una historia de amor de viejos tiempos que deja una sonrisa a quien la imagina a través de tus letras.
    Un abrazo.

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  9. Leer esas cartas es revivir una vieja y bella historia, un homenaje a aquel amor. Yo, las habría leído. :)

    Bss

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  10. Eran otros tiempos que tú reflejaste muy bien.

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  11. Pienso que deberían ser leídas, para que la que las historias que cuentan trasciendan.

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  12. Creí haber dejado mi comentario, disculpas.

    Es lo mismo que abrir la caja de Pándora, un misterio, un reloj, una caligrafía, un delicado amor. ¿Tenemos derecho a revelarlo? Sin embargo, cuánta exquisitez desprenden. Otras maneras hoy olvidadas.
    Besos.

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  13. Esas cajitas de madera por lo general, conservan las voces del pasado. Para ser sincera, no podría vencer mi curiosidad y dejar allí, sin leer esas cartas. Creo que toda historia tiene lo suyo, pero ese ir y venir de cartas de enamorados... son aire del tiempo echando a volar. Precioso relato!
    Besos!
    Gaby*

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  14. El olor de las cartas amarillentas, los sentimientos sellados con tinta y atados con lazos de colores....que lindo, un tesoro de papel.
    Un beso

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  15. Me encanta volver a leerte. En esta apuntas una historia que, por respeto a la privacidad de los protagonistas no conoceremos, pero que imaginamos.
    Besos.

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  16. Buen texto, interesa de principio a fin, con ese "Te quiero" final nos imaginamos una indescriptible aventura que dormirá en el anonimato de tu discrección.
    Besos

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  17. Cuánto de menos echo aquellos correos en los que nos dejábamos en la tinta y el papel, el corazón y el alma.

    Besos, Mar.

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Gracias por pasar :)