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No, a la violencia de género. Ni un sólo segundo más.



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Donde quiera que uno vaya, siempre hay un hijo de ...






Encontré esta viñeta en la red (¿dónde si no?) y me gustó. Os la dejo, para que le pongais una sonrisa  al lunes, y para que sepais que hijos de ... además de en el trabajo, tambien los hay fuera :)


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Llegó a casa, soltó el maletín en el armario de la entrada, se quitó al bufanda y la colgó con el abrigo. Se sirvió un generoso güisqui con hielo, se aflojó la impoluta corbata con desgana y cansado se tumbó en el sofá despues de una agotadora jornada de trabajo.

Había sido un día especialmente duro. Le tocó reestructurar la plantilla de personal que estaba a su cargo, con arreglo a las directrices que el director general de la empresa para la que trabajaba, le había dado. No era plato de gusto para nadie, y tampoco para él, tener que despedir a compañeros brillantes en su trabajo y con una más que notable valía como personas.

Se sentía contrariado y enfadado consigo mismo. Por más que había intentado no tocar el cupo de la plantilla, defendiendo a sus compañeros hasta el último aliento, no consiguió que el director general cediera lo más mínimo. Tenía la esperanza de que cuando el tiempo pasara y se vieran los efectos producidos por las carencias en personal cualificado, el director daría un paso atrás y las cosas volverían a su sitio.

Pero mientras tanto, se sentía como un vilano a merced del viento, sentía que no era más que una marioneta en manos de un malévolo titiritero cegado por la codicia y el dinero. 

Más relatos en casa de Neo
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Dice la ley de Murphy que si algo puede salir mal, saldrá mal; y que toda tostada que cae al suelo, lo hace por el lado de la mantequilla. Os dejo otras leyes paralelas a la de Murphy, que tambien tienen su miga :)


Ley de Pattinson sobre la Electrónica
Si los cables se pueden conectar de dos formas diferentes, la primera que intentes es la que funde los plomos.
 
Ley de Harvard, aplicada a los ordenadores
Bajo las condiciones más rigurosamente controladas de presión, temperatura, volumen, humedad y otras variables, el ordenador hará lo que le dé la gana.

Ley de Naeser
Puede hacer algo a prueba de tontos, pero no puede hacerlo a prueba de ese maldito tonto.
 
Ley de Ken
Una partícula que vuela buscará el ojo más próximo.

Ley de Frothingham
La urgencia de algo es inversamente proporcional a sus importancia.

Ley de Johnson
Si se le pasa por alto un artículo de una revista, será éste el que explicaba lo que usted tenía más ganas de leer. Corolario: y sus amigos lo han perdido o lo han tirado.

Tema: Marieta - Javier Krhae
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Volvemos en 6 minutos... nos cambieis de canal” dice una voz de mujer por el altavoz de la tele. Roberto Mirón, mira con cara de fastidio la pantalla de su plasma de treinta y dos pulgadas y resopla resignado a la tiranía publicitaria a la que la película que intenta terminar de ver, está sometida.

Es indignante ver que cuantos menos minutos de quedan a la película, más publicidad ponen”- piensa para sus adentros Roberto.

Lleva sentado delante de la tele desde las diez de la noche, hora en la que comenzó la película que quería ver y pasan veinticinco minutos de la media noche, y aún no ha concluido. Le quedan apenas unos cuantos fotogramas, pero la cadena que la emite, quiere amortizarla al máximo, alargando su final hasta el límite de la paciencia de los telespectadores. Roberto se levanta, aprovecha la "pausa"  para ir al baño y lavarse los dientes con la idea de irse a la cama directamente en cuando termine la puñetera película y así ganar unos minutitos más para dormir.

No se de que sirve tanta cadena privada, si todas abundan en lo mismo: la mayoría de los programas responden al mismo modelo, los noticiarios están al servicio del pagador, las series o películas que merecen la pena verse se hacen insufribles a causa de la publicidad... Mejor sería menos cadenas y de más calidad, como antes” - piensa Roberto entre tanto se cepilla los dientes- “ pero, claro, desde que se dió luz verde a las cadenas privadas, se inventó la máquina de cortar jamón y el bidé, ya nada es lo mismo ni sabe igual...

Más pausas publicitarias en casa Juliano
 


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Sabía,  antes de entrar en la habitación por el olor a lavanda y a carbón quemado, que su abuela estaba planchando.
 - ¿Que planchas hoy, abuela? - preguntó Natalia.

 -Las sábanas. Verás, Natalia, me contaba mi abuela que le contaba su abuela que en la víspera del día de Difuntos las ánimas de nuestros antepasados volvían del más allá para pasar la noche en su antigua morada. Había que vestir las camas de limpio para que cuando volvieran estuviese el dormitorio dispuesto como en sus tiempos. Y eso estoy haciendo yo hoy: preparando la ropa de cama tal cual se hacía antaño y hacer las camas para seguir con la tradición. -respondió Nadia a su nieta.

 - ¿Y cuando es ese día, abuela?

 - El día es mañana, así que es esta noche cuando descansarán en sus antiguas camas.

Natalia miraba a su abuela Nadia con los ojos muy abiertos sin salir del estupor que le producía lo que acababa de escuchar.

 - No debes tener miedo Natalia, nada malo sucederá. Es solo una tradición que poco o nada tiene de cierto pero que a mi me gusta seguir, tal como lo hacía mi abuela. Pero podemos dormir juntas esta noche si así estás más tranquila.

 - ¡Sí, sí!- respondió la niña con mucha alegría pues dormir con su abuela era una de las cosas que más le gustaban- ¡Y me contarás un cuento de esos que tú sabes!

He recreado en este breve relato una leyenda que iba (no se si todavía va) de boca en boca por pequeños pueblos de la provincia de Jaén. Me lo contaba mi madre de pequeña. A ella se lo había contado mi abuela, que se lo contó mi bisabuela, que se lo contó mi tatarabuela... varias generaciones atrás.

Más relatos de miedo en Teresa Cameselle